Arrastrado en el ciego torbellino
Si de un soplido pudiera
levantarte la falda cuando pasas,
te soplaría con fuerza
para verte la cara colorada,
y solamente la cara.
¡Estampadas!
(De uno que vendía poesías en un semáforo. Venía firmada por el Arcipreste de Ítaca, vividor)