Parece ser que existe un número
(o una cantidad)
similar de antipartejas
en todo el Universo al de partículas,
y que entre sí,
si llegan a encontrarse,
se aniquilan
(también E=mc2)
en un misterio enorme de energía.
Me veo en el espejo y me pregunto
si habrá una mía por ahí,
si nos encontraremos,
si habremos de estallar,
o si quizás
sea yo la antipartícula
de alguien que me huye,
parteja que espera no encontrarse
conmigo ningún día.
O si, tal vez, las cosas
que van muriendo en mí
no sean sino
encuentros muy desafortunados,
energía en forma de inquietud,
también de soledad,
explosión de alegría
o de dolor.
O si se trata de Ella y su guadaña,
y un día
coincidimos…
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